martes, 24 de junio de 2008

Concurso EDV: "No rendirse"

Al caer al suelo tras tropezar, el preciado objeto cayó de entre sus manos cayendo a lo mas profundo de aquel colosal lago, sus ojos se desorbitaron, no podía creer lo que había pasado.

- ¡Eres un inepto! Has estado a punto de salvar a tu hermana pero me has demostrado tu torpeza… tan estúpido eres que has firmado su sentencia de muerte – Gritó el Rey alzando su largo dedo para señalar a Astaroth.

- ¡Espera! Si, se me ha caído, pero lo traía, tu mismo lo has visto, dame una oportunidad para recuperarlo.

- ¿Recuperarlo? – Rió el rey – Este lago se extiende a lo largo de casi todo el país pequeño insensato, y nuestros investigadores indican que tiene varios metros de profundidad, lleno de rocas y recovecos, sería como buscar una aguja en un pajar.

- Pero no lo hago por mi… lo hago por mi hermana, con lo cual mis posibilidades aumentan a mas del doble – Respondió Astaroth clavando una furibunda mirada en el rey.

El rey se limitó a contemplarlo fríamente tras su rostro de escarcha hasta que se atrevió a señalar.

- Es una pena, un niño de catorce años buscando un objeto transparente en medio del agua… Pero tu lo has querido, no harás otra cosa, dormirás, comerás y estarás en el agua el resto de tus días, hasta que lo encuentres y mientras tanto, tu hermana estará en los calabozos sin saber nunca si aún vives o si ya has muerto.

Astaroth cerró el puño en señal de ira y alzándolo para señalar al tirano con el gritó

- Acepto.

- Sea pues, ya puedes empezar.

Astaroth se zambulló en el agua cuando aún no había terminado el rey su frase, pero lo que vio allí abajo rebajó su moral hasta lo mínimo… Estaba totalmente oscuro, ni un filtro de luz, nada. El lago no tenia una pendiente, era totalmente vertical, con lo cual Podía estar hasta en el mismísimo lecho o quizás en algún recoveco lo suficientemente estrecho como para que no cupiera su brazo.

“No puedo rendirme, si lo hago, ¿Quién luchara por mi?”

Tras los primeros treinta segundos su cabeza volvió a florecer en la superficie de las oscuras aguas.

- Jamás lo conseguirás insensato.

- No tengo nada que perder mi rey – Concluyó Astaroth dando una bocanada de aire y volviendo a sumergirse palpando cada pared cada piedra para encontrar aquel cristalino objeto.

Veinte largos años estuvo sumergido, cada día, hasta caer fatigado, veinte años hasta que un día, el rey contemplaba aburrido la superficie del lago esperando ver florecer de nuevo la cabeza de Astaroth, como los veinte años anteriores, pero tras observar que esta vez era la que mas estaba tardando, mas que cualquiera anterior, quizás minutos enteros algo floreció de entre las oscuras aguas, un objeto brillante sujetado por una fuerte mano ligado a un poderoso brazo, la figura continuó saliendo de aquel lago poco a poco hasta que por fin la luz de la luna le dio en la cara iluminando un barbudo rostro con el pelo largo y haciendo brillar con fuerza la gema que aún mantenía en alto.

- He vuelto, devuélveme a mi hermana.